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Deberes y obligaciones de los franquiciados

Derechos y deberes de los franquiciados

Las franquicias ni se compran ni se venden, este modelo de colaboración empresarial implica que una empresa concede a un tercero el derecho a explotar su marca, desarrollando un negocio por cuenta propia. Al firmar un contrato de franquicia no se recibe ese derecho, también se está asumiendo, como franquiciados, una serie de deberes y obligaciones.

Confidencialidad en la franquicia

Ese derecho a explotar una marca que adquiere el franquiciado también va acompañado de unos métodos y procedimientos propios de su concepto de negocio. Esto es, el know how o saber hacer, que hace diferente a la marca del resto.

Se trata de la metodología fruto de la experiencia de sus responsables y, por lo tanto, debe ser preservada. El franquiciado tiene obligación de guardar para sí los principios que le son transmitidos en el manual operativo. Debe velar celosamente el secreto sobre los métodos que le son comunicados por la enseña. Esta obligación no sólo es aplicable durante el periodo de validez del contrato, sino que prevalece incluso tras su extinción.

Pacto de no competencia

Una consecuencia de la confidencialidad es la cláusula de no competencia que suelen exigir las marcas. Así, el franquiciado se compromete a no abrir durante la duración de la relación comercial, ni durante un periodo razonable tras su finalización, otro negocio con una actividad idéntica a la de la marca.

En el contrato también es habitual que quede estipulado cómo deben actuar los franquiciados para vender o ceder su negocio, que normalmente requerirá la aprobación de la central, para evitar que el know how pueda trascender, de forma indirecta, a un competidor.

Los franquiciados debe seguir las instrucciones de la central

Los franquiciados están obligado a aceptar un control y un seguimiento de su actividad por parte de la enseña, pues la reputación de la marca depende de la correcta aplicación de su saber hacer.

Así, debe desarrollar la actividad de su negocio siguiendo los procedimientos y las directrices comerciales y de gestión que determine la central. Por ejemplo, si es un comercio, lo habitual es que no se puedan vender otros productos que no sean los que distribuya la propia marca; el local siempre deberá ser diseñado y decorado según las instrucciones del franquiciador, etcétera.

Informar a la franquicia

De forma periódica, los franquiciados tienen que comunicar sus cifras económicas (facturación, balance de gastos…) a la central, para que puedan determinar el «estado de salud» del negocio, e indicarle, si fuera necesario, las medidas de corrección.

Igualmente, el franquiciado está obligado a informar al franquiciador de cualquier modificación que desee aplicar en su empresa: venta, cese de actividad, modificación del capital social, etcétera.

Y tú, ¿estáis preparados para ser franquiciados?

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